jueves, noviembre 12, 2009

Cena Hobbit 2009






Bienvenido seas viajero, a Wootton Mayor,

Podrás comprobar que la hospitalidad de nuestro pueblo es grande, y que aquí nos gusta llevar una vida sencilla. Pero no temas, no te aburrirás: llegas justo a tiempo para asistir a la fiesta de los Veinticuatro. ¿Cómo? ¿No conoces la fiesta de los Veinticuatro? Extraño es el país del que procedes entonces.



La fiesta de los veinticuatro tiene lugar, como su propio nombre indica, cada veinticuatro años. Veinticuatro niños exactamente son invitados, elegidos al azar. Algunos se lo merecen de veras, otros tal vez menos, pero en cualquier caso, no depende de ellos. El Cocinero Mayor siempre prepara una gran tarta, su obra maestra, muy esperada por los ansiosos asistentes.



Eso me recuerda que una vez... Sí, dicen que hubo un muchacho una vez que encontró una estrella de plata en su pedazo de tarta. Contaba la leyenda que se trataba de un objeto especial en verdad; nada menos que una estrella mágica, que procedía del país de Fantasía.


Pero tú, nuevo amigo, no creerás en esas absurdas historias. ¿Verdad?




Casa de Mittalmar y Meneldil de Minas Tirith
Cena Hobbit 2009
5 de Diciembre

martes, enero 06, 2009

Crónica de la Cena de la Casa de Mittalmar

La Cabaña del Juego Perdido
6 de diciembre de 2008

Hay ocasiones en las que el sueño se confunde con la realidad. Entonces, el transcurrir del tiempo se frena y los sentidos se tornan imprecisos, torpes; aquello que nos rodea adquiere matices desconocidos, envuelto en una neblina misteriosa y a la vez mágica inusual en el día a día. Así es el recuerdo que guardo de la noche que me adentré en la Cabaña del Juego Perdido, guiado por una plateada senda tomada tiempo atrás.

Una cálida sensación me invadió cuando mis pasos atravesaron lo que creí el umbral del hogar. Poco a poco pude acostumbrarme a la tenue luz de la estancia. Sólo entonces advertí la vegetación que cubría buena parte de la misma y por un momento dudé si en verdad me encontraba dentro del recinto. Aquí y allá surgían flores, ramas, enredaderas... que copaban cuanto podía ver, de un color tan intenso que era imposible dudar de que brotaban, enérgicas, de la tierra.

Alguien a mi lado pareció adivinar mi pensamiento, sacándome de mis cavilaciones con una tierna risa. Me giré y descubrí entonces a una muchacha que me miraba con ojos divertidos.

– Viajero, sed bienvenido. Descalzaos y entrad en aquella sala, donde muchos como vos aguardan a que comience la velada.

Su mirada no daba lugar a réplica por lo que, despojado de mis botas, me dirigí hacia el lugar indicado. Muchos eran los allí presentes y, por lo que supe con posterioridad, procedentes de muy diversos lugares. Pude ver niños y niñas de mirada risueña, adultos cuyo rostro denotaba la
sabiduría de largos años de vida y, a juzgar por su aspecto desaliñado, incluso a otros viajeros como yo. Al menos, me dije para vencer mi nerviosismo, no sería el único que irrumpía en aquella
reunión. Me acerqué a uno de los jóvenes e intercambié con él algunas palabras. Luego hablé con
una segunda, con una tercera persona. Noté que me sentía cómodo, que todo atisbo de duda había desaparecido de mi interior. Que había encontrado en aquél lugar un remanso de paz donde cualquiera podía descansar por pesada que fuera su carga.

Paulatinamente, la animada conversación en la sala fue disminuyendo hasta convertirse en un murmullo que acabó por extinguirse. Advertí que la muchacha que me había recibido había tomado asiento. Su porte, bajo la luz de aquella habitación, se antojaba majestuoso. A su lado se
encontraba un hombre también engalanado con ricos ropajes que, sosteniendo gentilmente su mano, se dirigió a los presentes:

– Bienvenidos a la Cabaña del Juego Perdido. Sabed que mi nombre es Lindo, y ella es mi esposa Vairë. Esta noche viviremos historias que no olvidaréis.

Uno de aquellos a quienes había identificado como viajeros alzó su voz.

– Mi nombre es Eriol. He viajado desde muy lejos y hoy tengo el honor de compartir esta noche con vosotros. Vuestras palabras me llenan de curiosidad: por favor, contadme más de este lugar.

Vairë tomó la palabra:

– Todo a su debido tiempo. Sabréis cuándo es el momento por el sonido de este gong, que podréis oír a lo largo de la noche. Cuando lo haga sonar una vez, será el momento de la cena. Cuando lo golpeé hasta en tres ocasiones, significará que es el turno de los cuentos. No lo olvidéis. Al finalizar éstos, los candiles que hay sobre aquella mesa os ayudarán a buscar el camino hasta el lugar donde podréis descansar. Hay uno para cada uno de nuestros invitados.

Sonrió entonces y, acto seguido, hizo sonar el gong una vez. Era el momento de la cena. La mesa estaba servida en uno de los extremos de la sala. Manjares de todo tipo aguardaban sobre ella, por lo que niños y no tan niños se acercaron expectantes por saborear las deliciosas vituallas preparadas por los anfitriones. Bueno, no todas, ya que algunos de los visitantes comenzaron a alardear acerca de lo que ellos mismos habían traído, orgullosos de que su creación ocupara tan especial lugar. Recordé de súbito que en mi bolsa tenía algunos alimentos que había cocinado (si es que a mi torpe labor pudiera calificársela con tal nombre), y apresurándome a sacarlos, los dispuse tan decentemente como me fue posible entre los demás platos.

No hubo un solo comensal que quedara insatisfecho. La cena fue abundante, y no la desmerecieron los postres que se sirvieron a continuación, ni la bebida que de forma copiosa la
acompañó en todo momento. Las conversaciones se retomaron animosamente; lo mismo versaban sobre tabaco para pipa que a propósito de míticos animales como los unicornios. Sin duda, charlas que no se tiene la ocasión de encontrar muy a menudo. Entonces, una vez más, algo sucedió en el momento preciso.

– ¿Escucháis esa música? ¿De dónde procede?

Era la voz de uno de los niños, que se encontraba junto a la puerta. Por un momento todos callamos, y pudimos percibir claramente una suave melodía que irrumpía en la reunión desde algún recóndito lugar de aquella morada. Hechizados, abandonamos la sala en busca de su origen. Tras atravesar un largo pasillo dimos al fin con una pareja de músicos que se habían refugiado allí, huyendo del inhóspito frío de la noche como tantos otros habíamos hecho. No sabría decir por
cuanto tiempo permanecimos de pie, inmersos en aquellas notas, compuestas quizás en tiempos
inmemoriales. Únicamente el sonido de tres golpes de gong interrumpió aquella visión y entonces, un pensamiento se desveló claro en mi mente:

– “... es el turno de los cuentos.”

El resto de invitados hubo de pensar lo mismo, porque silenciosamente retornamos al salón donde habíamos disfrutado de la cena. Los músicos se unieron a nosotros. Al atravesar la puerta
noté que ya se encontraban allí nuestros anfitriones y, ¡sorpresa!, les acompañaba una tercera figura que por primera vez en aquella velada se descubría ante nuestras miradas. Cubierta completamente por el color blanco, grácil y delicada, conformaba una de las más oníricas visiones que haya podido contemplar criatura alguna. ¡Era un hada, un personaje de Fantasía! Definitivamente, aquella era una casa muy peculiar.

Aún embelesado, busque un lugar para acomodarme y escuchar las historias que estaban por
venir. Poco me atrevo ahora a repetir de ellas, pues sería un intento muy torpe que apenas alcanzaría a esbozar algo de la épica y la magia que lograron desprender. Sólo diré que fueron cinco los que nos brindaron el regalo de su voz, y que tan pronto fuimos investidos príncipes, como cabalgamos acompañados por fantásticas bestias hacia un destino incierto, o nos perdimos en el bosque retando al amor... Cuentos que contenían todo aquello que pudiéramos imaginar, que nos emocionaron, que quedaron cincelados en el interior de muchos de nosotros. Y es que, entre relato y relato, observaba a mi alrededor cada mirada fascinada, cada sonrisa, cada gesto, y todos ellos denotaban una mismo sentimiento: agradecimiento, inocente y sincero, por lo que juntos habíamos compartido.

Ya la velada tocaba a su fin. Al cerrarse el último de los libros, un hogareño aroma inundó la sala. Era té caliente. Mientras apuraba mi taza, me paseé escuchando una vez más a cuántos allí se encontraban. Los invitados comenzaron a marcharse. Aquellos que habían llegado en sus caballos y carruajes pudieron demorarse algo más, pero finalmente sólo quedamos unos pocos que nos encontrábamos demasiado lejos del hogar propio como para deshacer el camino. Agradecido por la hospitalidad de nuestros anfitriones me despedí de ellos y me dirigí hacia mi habitación, enfrentando mi prendido Candil del Sueño a la oscuridad que poco a poco iba adueñándose de las
estancias. Me preparé para dormir, reflexionando sobre todo lo sucedido mientras sombras danzarinas revoloteaban a mi alrededor.

Apagué la llama que iluminaba el dormitorio, me recosté sobre la mullida cama.

Y soñé.


Eloy “Meneldil”, de la Ciudad Blanca

lunes, enero 05, 2009

Concurso de relatos - PLAZO PRORROGADO

¡Salve númenóreanos y amigos!

Desde la Casa de Mittalmar agradecemos a los participantes su colaboración en el concurso de relatos, cuyo plazo terminó el pasado 1 de Enero. Tenemos que reconocer que lo pocos que nos han llegado tienen un nivel excepcional. Enhorabuena a todos.

Sin embargo, debido a la escasa participación, hemos decidido aumentar el plazo de entrega, con la esperanza de que algunas personas que querían concursar y temían no llegar a tiempo puedan hacerlo ahora, y para que los que estaban indecisos tengan otra oportunidad para impresionarnos con sus historias.

Dicho esto, el plazo queda aumentado hasta el 1 de Marzo. De esta manera aquellos que tienen exámenes hasta mediados de Febrero podrán aprovechar los días de descanso tras sus duras pruebas para concursar (seguro que algún examen os inspira algún que otro cuento sobre fieras batallas y -esperamos- grandes victorias)

Una vez más, os animamos desde Emerië a demostrar vuestras dotes como escritores.

Un saludo,

La Casa de Mittalmar.

viernes, diciembre 05, 2008

Último aviso para encontrar Olorë malle



Si queréis acompañar a Eriol en Mar Vanwa Tyaliéva y adentraros en la región de Alalminórë, os esperamos mañana a las 21:00 en Arminalêth. Recordamos a todos los invitados que si tenéis pensado permanecer con nosotros durante la larga noche debéis traer los enseres pertinentes (sacos, esterillas y un PIJAMA :p)

Nos encontraremos al final del sendero, donde la música es dulce y una luz cálida alegrará vuestros corazones.

Casa de Mittalmar.

lunes, diciembre 01, 2008

El cuento de Tinúviel



-¿Quién era Tinúviel? -dijo Eriol.

-¿No lo sabes? -dijo Ausir-. Tinúviel era la hija de Tinwë Linto.

-Tinwelint -dijo Véannë, pero el niño replicó-: Da igual, pero los Elfos de esta casa a los que les gusta el cuento dicen «Tinwë Linto», aunque Vairë dijo que «Tinwë» era su nombre correcto antes de que se internara en los bosques.

-¡Silencio, Ausir! -dijo Véannë-, porque éste es mi cuento y se lo contaré a Eriol. ¿No vi acaso una vez a Gwendeling y a Tinúviel con mis propios ojos cuando caminaba por el Camino de los Sueños, hace mucho, mucho tiempo?

-¿Cómo era la Reina Wendelin (porque así la llamaban los Elfos), oh Véannë, si es cierto que la viste? -dijo Ausir.

-Esbelta y de cabellos muy oscuros -dijo Véannë- y tenía la piel blanca y pálida, pero los ojos le brillaban y parecían ser profundos, y estaba cubierta con las más hermosas y tenues vestimentas negras con adornos color azabache y un cinturón de plata. Cuando cantaba o bailaba se apoderaban de ti los sueños y el letargo y te sentías adormecer. En realidad, era un espíritu que había huido de los jardines de Lórien aun antes de la construcción de Kôr y vagaba por los bosques del mundo acompañada de ruiseñores que solían cantar a su alrededor.

La Cabaña del Juego Perdido

Cena Hobbit 6-12-2008

jueves, noviembre 27, 2008

CENA HOBBIT 2008


"No era el aire nocturno ni diurno,

sino ligeramente oscuro con la más leve luz,

cuando por primera vez se hizo visible:

la Cabaña del Juego Perdido."


¡Salve de nuevo, númenóreanos y amigos!


Sed todos bienvenidos a la Cabaña de Juego Perdido. Escuchad. ¿Oís ese sonido? Es el gong que anuncia en fin de los juegos y el comienzo de los cuentos... Refugiáos del frío invernal y disfrutad de una deliciosa cena antes de viajar a los días antiguos a través de las historias que os vamos a contar.


El próximo sábado 6 de Diciembre a las 21:00 la Casa de Mittalmar abre sus puertas para todos aquellos que quieran honrarnos con su presencia. Esta vez no viajaremos a Hyarastorni, si no que nos quedaremos en las dependencias de Míriel en la ciudad de Arminalêth*.


Os rogamos que nos confirméis vuestra asistencia a ser posible, aunque todos seréis bien recibidos aunque decidáis acudir en el último segundo.


Como es costumbre, todos aquellos que deseen quedarse a dormir podrán hacerlo, pero no olvidéis traer sacos y esterillas (y ya de paso, algo de comer, que siempre vendrá bien, ya os quedéis a dormir o no).


¿Y porqué llegó Mañana

y con una mano gris nos arrastro;

por qué no encontramos nunca la misma

antigua cabaña o el magico sendero

que cruza un mar de plata,

y esas antiguas costas y jardines hermosas

donde están esas cosas que fueron una vez...?

ni tu ni yo lo sabemos.


Que al estella de Eärendil guíe vuestro camino hasta nuetsra Casa, que por una noche será la Cabaña del Juego Perdido.


Casa de Mittalmar.


* La dirección de Míriel es: c/ Valverde nº49, 3ºB. Los metros más cercanos son: Tribunal y Gran Vía. También se puede llegar fácilmente desde Bilbao o Callao.


Si necesitáis algo, poneos en contacto con nosotros en el correo: casademittalmar@gmail.com

martes, noviembre 11, 2008

III CONCURSO DE RELATOS


Bienvenidos de nuevo a las llanuras de Mittalmar. Pasead junto al Meneltarma y tendeos frente al Siril: el canto de sus aguas despertará vuestra inspiración.

Queda convocado el Tercer concurso de relato corto de la Casa de Mittalmar para los miembros y simpatizantes de los Smiales de Númenor y Hammo. Y esta vez no sólo podréis demostrar vuestro talento en el uso de la pluma: también tendréis la oportunidad de recibir el premio de los bardos, y dejar vuestra huella en los corazones de quienes os escuchen.

Bases del concurso:

1. Pueden participar los miembros y simpatizantes de los Smiales de Númenor y Hammo.
2. Los relatos serán originales e inéditos.
3. Estarán ambientados en el universo de J.R.R. Tolkien o en la vida del profesor.
4. La extensión máxima es de 2.000 palabras.
5. La fecha límite de entrega es el 1 de enero de 2009. Los relatos deben enviarse desde una dirección desconocida a: casademittalmar@gmail.com. El correo debe incluir el archivo con los datos del participante y el relato.


La entrega de premios se realizará a premios de Enero de 2009. La Casa de Mittalmar decidirá que relato se lleva el primer premio. Además, durante la entrega se realizará una lectura de cuentos entre los participantes del concurso, donde el público decidirá, por votación popular, quién es el ganador del premio de los bardos.

Los relatos se publicarán en un librito como todos los años y se entregará una copia a cada participante.

Transformad ese pergamino que os mira con soberbia en una historia que merezca la pena ser recordada.

¡Ánimo y suerte a todos!